miércoles, 14 de septiembre de 2022

Así lo viví, así lo cuento.

 

 

Se me amontonan situaciones, escenarios, ambientes de años de la vida política que quiero ordenar, relatar, poner negro sobre blanco en mi blog La Senda de Trapi. 

Es mi relato de lo vivido, sin más. No lo quiero someter a valoraciones o polémicas sobre las diferentes circunstancias que voy a narrar en diferentes relatos. 

Así lo viví y así lo cuento.          

Padre escribía parte de sus memorias pulsando las teclas redondas de letras amarillentas y cerquillos plateados de la Remington. Era como una liturgia coger el folio de color pajizo, el papel carbón y otro de papel cebolla, ajustarlos con pequeños golpes sobre la mesa e introducirlos en el carro de aquella Remington que, aunque era portátil no hizo apenas viajes, pero sirvió para que mis dedos infantiles comenzaran a familiarizarse con la mecanografía. Hoy son las teclas del ordenador las que me sirven para poner una letra tras otra y contar parte de mi vida dedicada a la política, que contribuya a hacer la pequeña historia de un León de aquellos años ochenta con muchos cambios sociales.

Tres carpetas con hemeroteca de prensa, fundamentalmente local, folios de borradores para reuniones del Partido Alianza Popular, o para intervenciones en plenos del Ayuntamiento o de la Diputación. O el escrito firmado con el compromiso de votar al candidato de AP para Alcalde en las Elecciones Municipales del año 1987, que fue el origen del Pacto Cívico en el Ayuntamiento de León, tan atacado por el espíritu caciquil de la ciudad; pero que, sin embargo, apoyaron públicamente sectores intelectuales de la Provincia. Fue Emilio Martínez Torres, con una amplísima actividad en León por la cultura y la enseñanza, quien en dos ocasiones me dijo estáis haciendo historia en León.

Pasan por mi mente muchas de las situaciones vividas con personajes y personajillos en aquellos años, de los que únicamente mencionaré sus nombres si lo considero estrictamente necesario. Relataré ambientes y circunstancias que pueden explicar actitudes y posiciones muchas veces distorsionadas, disimuladas o realmente misteriosas en el momento que se produjeron. No pretendo analizar hoy aquello, que se produjo en el contexto de los años ochenta del siglo pasado; solamente quiero contar.

Tuve la suerte y la desgracia de haber vivido la política, no de la política. Suerte por haber podido llevar a cabo algunas realizaciones para mis paisanos de León. Unas conocidas y otras totalmente anónimas, pero que han contribuido a mi mayor satisfacción interna al haber aportado algo a la sociedad, y que me han permitido dormir a pierna suelta. Pero también la desgracia por haber conocido situaciones de los guisos en las cocinas de los partidos, que me repelen. Tengo que reconocer que, en mi caso, la maquinaria del aquel partido AP me arrolló sin piedad: los de Génova y también los de León. Y, sin embargo, aún me hace sonreír cuando recuerdo que algunos de mis correligionarios de la organización política me calificaban en aquellos años como el rojillo del Partido. Pero se compensaba con aquellos otros políticos que se encuadraban en los partidos de izquierdas y llamaban facha.

Siempre he procurado aplicar en mi vida más la evolución que la revolución; aunque unos no lo entiendan y otros no lo toleren. Me tienes confundido, me decían, porque has militado en un partido conservador y, sin embargo, tienes muchas ideas progresistas. Y es que ideológicamente ¿dónde está la verdad?, ¿la verdad absoluta?

La comodidad para muchos seres humanos es amoldarse a un sistema que no cambie, que no necesite pensarse.

4 comentarios:

  1. Pues muy buenos razonamientos, D. Andrés. No sé si vas a continuar con ellos o es un 'flash'. Abrazosss.

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    1. Mi intención es continuar contando.
      Un abrazo.

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  2. Estimado Andrés, me sumo, también desde aquí, a los que insisten para que continúes animado a transitar este camino narrativo…

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  3. Sr. Podría escribir un poco más en el blog. Gracias

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