domingo, 12 de abril de 2009

10 de Abril de 2009



Es tarde fría de mi Viernes Santo. He procesionado a cara descubierta, contracorriente de gentes que se agolpan para ver el espectáculo de papones con túnicas de terciopelo rojo y capas de raso de las que cuelgan grandes medallones bordados que advierten de su cofradía, de su tribu.

Me molesta ya tanto “porrompompon” y “tarari tití”, que me engancho al iPod donde tengo enlatadas innumerables corales de Bach.

Pero tengo que esperar al sábado para perderme por calles desiertas que ayer rezumaban bullicio urbano y rural; también del alboroto de cofrades forasteros -muchos antisistema- de un “Genarín” prostituido con imitación de procesión religiosa y disculpa para terminar al alba impregnados de alcohol.

Dudo continuar poniendo una palabra tras otra…

¿Quieres acompañarme?...

2 comentarios:

  1. De niño he caminado muchas horas por las callejuelas del húmedo en León, casi siempre haciendo tiempo para coger un tren o un autobús.
    Una y otra vez recordaba historias que me contaba mi padre y en mañanas frías quería encontrar los pasos de mis hermanos mayores nacidos en León, bautizados en San Marcelo, quería imaginarme a mi madre joven en la casa junto al mercado...
    A mi padre recorriendo los cafés y tomándose su cortadito o afeitandose en la barbería...
    pero ya no estaban,y solo quedaba el cielo azúl, la inmensa catedral,y un frío que te penetraba hasta los huesos..
    Luego un nuevo viaje al colegio o a Asturias...

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  2. ...y sin embargo vuelves a recorrer y revives en tu imaginación a tus padres, y a aquellos que no figuran en los manuales de arte, la geografía o la historía. Pero son ellos, picapedreros, ebanistas, herreros, basureros, barberos, pescaderos... los que han ido haciendo esta tierra que ahora disfrutamos y revivimos, incluso con ellos en nuestra imaginación.

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