jueves, 11 de junio de 2009

Slow



Ya hay una nueva corriente, dicen moderna, que la sociedad comienza a valorar: Slow (tranquilo, sosegado, sereno) ¿Tienen que existir movimientos para que el humano “se apunte”? Parece que es preceptivo, que la moda impone, que se está al día.
Ha habido estos últimos años mucha prisa por llegar a poseer, ostentar, exhibir, exteriorizar… Competitividad, datos, objetivos, tendencias…
Y lo justificaban: “Los tiempos han cambiado”.


Una tarde sabatina de comienzos de primavera, de tiempo que invita a disfrutarlo rodeándote de naturaleza que comienza a despertar.
Me está llamando el espectáculo de La Sobarriba, el entorno paisajístico a la huerta de mi progenitor paterno.


Los perales están cuajados con flor; hay que segar el exceso de hierba en la huerta; la noria con bastante agua augura un verano sin graves problemas para el riego.
Al lado, casi irreconocible, el camino de tierra que transitaban antaño las vacas tirando del carro en transporte de mies recién segada y en el que sus ruedas habían marcado surcos duros y secos en el verano, que se convertían en regueras en el otoño-invierno.


El trigo y la cebada ya proporcionan un espléndido color verde a las tierras ocres y grisáceas que las habían adornado los meses pasados.


Hasta los robles dejan ver en sus ramas los primerizos brotes de nueva vida.

Sosiego, placidez, tranquilidad.

Los días se agrandan en horas de luz, aunque la tarde ya está avanzada.


Y caminas paseando; te detienes ante un cardo, ante una “escoba” con sus ramas repletas de una flor de un amarillo intenso.
Y, algo distanciado, rompiendo el horizonte de la tarde, un árbol de formas naturales y seductoras.


Más colores, más formas en nubes que alardean en esta hora con diferentes figuras a las que contribuye un sol en declive.
Desde la era, en la lejanía, observo la cadena de montañas de siempre, hoy con retazos de nieve aún sobre el gris de la roca…


¿Slow?

2 comentarios:

  1. Como siempre una delicia leerte Andres .Un abrazo

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  2. Y hoy, Santiso, me acordé de ti mientras hacía un paseo matutino por parajes del Torio, en Garrafe: La estación, miles de pájaros que parecía que disfrutaban en competición cantora entre los innumerables árboles a la orilla de rió, el río; y aún, tapial y adobe en paredes y tapias de sus casas…

    Un fuerte abrazo

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